domingo, 13 de junio de 2010

OSO GRIZZLY - EL MAJESTUOSO HORRIBILIS


El oso grizzly (Ursus arctos horribilis) es una de las subespecies del oso pardo (Ursus arctos) más grandes del planeta, que suele vivir en las tierras altas del territorio norteamericano. Es un animal solitario, excepto durante la temporada de desove del salmón, cuando se junta un enorme número de osos en arroyos y zonas costeras para alimentarse.

Son el tercer carnívoro más grande de Norteamérica, después del oso polar y el oso kodiak. Puede alcanzar pesos de hasta 550 kg, aunque ciertos especímenes de la península de Alaska han llegado a pesar los 680 kg. Miden 1 metro a los hombros al estar postrados sobre sus 4 patas, mientras que al posarse sobre sus patas traseras, alcanzan los 2,4 metros. Como todos los osos pardos, se distingue del oso negro por una gran joroba en su espalda. La joroba se encuentra formada por masa muscular que potencia las patas delanteras del animal y le ayuda a excavar guaridas rápidamente. Sin embargo, las patas traseras siguen siendo más potentes que las delanteras.











Los músculos de las patas traseras son lo suficientemente fuertes como para que el oso pueda apoyarse únicamente sobre ellas, y hasta le permiten caminar cortas distancias en forma bípeda. Puede alcanzar los 55 kilómetros por hora al correr.

La principal diferencia entre esta y otras subespecies de oso pardo son las garras, que en el oso grizzly son proporcionalmente más grandes que las de otras especies, y una porción de pelo con puntas plateadas en la espalda, característica que le da nombre al animal (grizzly = entrecano).

Anecdóticamente, cuando el naturalista estadounidense George Ord nombro formalmente al animal en 1815, confundió la palabra “grizzly” con “grisly”, que en ingles se refiere a algo repelente o terrible, y lo nombro con el sufijo horribilis.









Los grizzlies viven en el noroeste de Estados Unidos y Canadá, Península de Kamchatka (Siberia). La mayor población habita en Alaska. En el pasado, la extensión de su territorio llegaba hasta México.

El oso Grizzly no está exactamente en peligro de extinción si no que está amenazado.
Los Osos Grizzly tienen su pelaje de color pardo-grisáceo, tienen una dentadura de 42 dientes, cada uno de 8 cm. y tienen unas garras de 10 cm. cuando cazan. Ellos son animales solitarios. Solo se juntan en épocas de apareamiento y cuando es época de salmón. Estos osos pasan el invierno hibernando (durmiendo) en cuevas solitarias. Los osos Grizzly marcan los árboles con sus garras y no usan su velocidad para escapar de sus enemigos si no que atacan con fuerza.










En plena hibernación las hembras tienen de 1 a 3 cachorros. Las hembras los cuidan durante 2 años y luego las crías se independizan.

Ellos se alimentan de salmón, raíces, frutos, insectos, peces, otros pequeños vertebrados y carroña, pero cuando tienen mucha hambre son capaces de cazar grandes animales como caballos, ciervos, alces y renos. Se dice que también han cazado animales domésticos (en especial vacas).

Los osos Grizzly atacan a los humanos solo por que se sienten amenazados no por diversión o por dinero como los humanos a ellos. Estos osos consideran a los humanos agresores, pero como competidores no presas.
















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http://especiesenpeligrodeextinsion.blogspot.com

sábado, 12 de junio de 2010

CENTAUROS DEL DESIERTO


Título Original: The Searchers (USA)

Director: John Ford

Guión: Frank S. Nugent

Música: Max Steiner

Intérpretes: John Wayne, Jeffrey Hunter, Vera Miles, Ward Bond, Natalie Wood, John Qualen, Olive Carey, Henry Brandon, Ken Curtis, Harry Carey Jr.

Descripción: En "Centauros del desierto" se narra la larga búsqueda de dos niñas raptadas por los comanches emprendida por su tío (John Wayne) y su hermano adoptivo (Jeffrey Hunter). El dominio en la narración cinematográfica de John Ford, con tendencia al lirismo, la siempre excelente dirección de actores, la roturación psicológica de sus caracteres y la sabia utilización de los recursos técnicos (fotografía de Winton C. Hoch, música de Max Steiner) y escenarios (magistral plasmación del Monumental Valley) para enfatizar la fuerza emocional del relato, son algunos de los elementos fílmicos que hacen de "Centauros del desierto" uno de los grandes títulos de la obra del maestro Ford. Temáticamente aborda una historia de tintes trágicos, con momentos equilibrantes de humor, historia en la que se nos hace partícipes de la hondura psicológica de un personaje degradado y confuso, interpretado por John Wayne en su mejor actuación, un ex-militar confederado llamado Ethan Edwards, retratado impecablemente por John Ford, quien también nos sumerge en el usual catálogo psicológico de caracteres dotados con todos los valores del mundo fordiano, entre ellos, la familia, el honor, el humor, la amistad o el deber. Ethan, pieza angular del film, se nos presenta como un hombre tosco, vengativo y amargado, pero no exento de cinismo, abiertamente racista, con un hondo y exagerado odio hacia los indios. Es también un nómada solitario, un perdedor sin hogar, (perdió la guerra, perdió a su gran amor, que al final se casó con su hermano), con dificultades para encajar en la civilización de posguerra y afán de redención. Un personaje que se aleja en medio del polvo del desierto sin un claro destino, mientras su contexto, feliz e ilusionado con su futuro, sin ni siquiera advertir su silenciosa marcha, cierra inconscientemente la puerta de la esperanza, una puerta que unos años antes le había visto entrar desde ese peregrinaje eterno que parece corresponder a su estigmatizado pasado. "Centauros del desierto", una película muy aclamada por muchos cineastas, entre ellos Scorsese o Coppola, es uno de los títulos clave de la historia del western.

Género: Western

Duración: 119 min.

Product / Distrib: Warner Bros. Pictures

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El filme a analizar es “Los centauros del desierto” de John Ford. Este filme que se agrupa en la clasificación de imagen-idea-imagen defendida por el autor. Donde su cine nos lleva de la imagen a una idea y de esta a su vuelta a la imagen. Residiendo en esto la belleza de su cine en la que el pensamiento mismo se ha convertido en una imagen.

El principio y el fin están presente en la imagen como apertura y cierre de puertas, los movimientos de los personajes que nos conducen y también en el contraste oscuridad-claridad presente en el filme.

Por poner ejemplos, propondremos el principio del filme y el final, “ Ethan llega a casa de los Edwards” y “el retorno de Debbie”, claros ejemplos del estilo de Ford.

En la primera imagen del principio se muestra un cuchillo luminoso hiendo el negro de la pantalla y después a una puerta que se abre a contraluz (demostrando esa característica de Ford de dotar siempre a una imagen-imagen el primer papel del relato) dejando paso a un mujer Marta de cuya mano salimos al exterior de la casa aun porche.

En esta secuencia se muestra la oposición negro-luz que a lo largo de todo el filme va existir, y la oposición casa acogedora- desierto salvaje que también va a aparecer a lo largo de la película.

En esta escena Marta sale al porche empujada por alguna fuerza o intuición, ya que no conocemos motivo alguno esto se articula en el filme como un travelling lateral de la cámara que empieza a moverse incluso antes que la Martha hacia la puerta. Así mediante el uso de este recurso se nos dice de lo extraño y fuerte del movimiento de esta, como si esta fuera empujada hacia a la puerta.

A continuación se muestra un plano de Marta mirando hacia fuera de cámara, y un plano del desierto donde aparece a lo lejos un jinete. Este es Ethan y este plano refuerza la idea de que él pertenece al desierto, idea que se refutara en la escena final donde se cierra una puerta dejándolo fuera, fuera de la comunidad. De donde él procede del desierto. Idea de la confrontación desierto- comunidad que aparece a lo largo del filme.

Después se desarrolla el plano en el que se van añadiendo la familia, situando en el centro de este a las dos mujeres más importantes de la película, Debbie y Martha. En los siguientes doce planos que componen la introducción destacamos los tres que solo se componen de un personaje, enseñándonos así los personajes principales del relato. Estos son los reservados a Ethan, Martha y Debbie.

En el epílogo se hace referencia una cierta simetría, todos en el portal e Ethan devolviendo a Debbie a casa después de su secuestro. Este abandona la escena con un travelling a la inversa, que rehace el del principio del filme como llegada de este, dejando en el desierto como un personaje que pertenece a este y que no ha encontrado su sitio en la comunidad. Este apunte muestra con claridad la crítica de Ford a la sociedad americana blanca en torno al problema del exterminio del otro, aunque siendo una necesidad para conseguir un fin, se margina o postra a la leyenda al que la a realizado.

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En su “Recorrido personal por el cine norteamericano”, el conocido director Martin Scorsese, hablando de “Centauros del desierto”, señalaba que, tras años de búsqueda, cuando Ethan finalmente encuentra a su sobrina, secuestrada por los comanches siete años atrás, no se sabe si la va a matar o la va a salvar. Insiste en que no hay que esperar un final feliz, ya que Ethan no encontrará ningún hogar o familia al final del camino. Ethan está maldito, condenado a seguir siendo un ser errante, destinado a vagar eternamente por el mundo.
Y es que pocos finales de una película han hecho derramar tantos ríos de tinta a lo largo de la historia como esa memorable secuencia en que, después de que todos los protagonistas hayan entrado en casa, por parejas, muy despacio; Ethan, el personaje interpretado por John Wayne, que ha permanecido en el exterior, mirándoles, se da la vuelta y, con un andar entre pausado y desganado, dirige sus pasos de nuevo hacia el horizonte mientras la puerta de la casa se cierra para él y las palabras “the end” aparecen en pantalla, mientras las voces del grupo “The sons of pioneers” comienzan a desgranar la canción de Stan Jones, compuesta para la película:

¿Qué lleva a un hombre a vagar?
¿Qué lleva a un hombre a vagabundear?
¿Qué lleva a un hombre a dejar su cama, montar su caballo
y volverse a casa?
Cabalga lejos, cabalga lejos, cabalga lejos.

Un western de una intensidad arrebatadora que, a través de unas imágenes de una belleza sin igual, nos cuenta la obsesiva búsqueda de una joven secuestrada por los indios, protagonizada por su tío, el enigmático y atormentado Ethan, y por su hermano de adopción, un mestizo llamado Martin.
En “Centauros del desierto”, la historia de un largo y complicado viaje por todo el Suroeste de los Estados Unidos recién salidos de la Guerra de Secesión, John Ford traslada al universo del western, al espectacular decorado natural del Monumental Valley, el mito del eterno retorno, subiendo a lomos de caballo el célebre aforismo de Pompeyo: “Vivir no es necesario; navegar sí.”
Y es que estamos ante una de las películas más importantes de la historia del cine, uno de esos títulos fundacionales que consolidaron toda la mitología del western y algunos de sus iconos esenciales, como el del viejo pistolero solitario y errabundo o el de esa camaradería que sólo puede surgir entre dos personas que cabalgan, una junto a la otra, durante semanas y meses, durmiendo al raso y teniendo que vencer todo tipo de peligros y dificultades.

El racismo y las siempre difíciles relaciones con los indios, el Séptimo de Caballería, las secuelas de la Guerra de Secesión, los amores frustrados e imposibles, la necesidad de venganza, la contradicción entre seguir el camino o volverse a casa, entre continuar la búsqueda o rendirse, entre seguir esperando el retorno del ser querido o renunciar a él y casarse con otro…
Son tantos los temas que John Ford aborda en “Centauros del desierto” que, cada vez que vuelves a ver la película, le encuentras detalles, giros y aspectos nuevos, distintos y, sobre todo, hermosos. Como el cariño con que Martha dobla y acaricia el capote de Ethan ante la comprensiva mirada del singular reverendo interpretado por Ward Bond.
La mirada de Ethan, perdida en el horizonte, impotente, mientras seca el sudor de su caballo, sabiendo que no va a poder ayudar a su familia en peligro. O diálogos tan sugestivos como éste:

- “Hemos fracasado. ¿Por qué no lo confiesa?
- No. El que nos hayamos vuelto no significa nada. Nada en absoluto. Si está viva, se salvará. Por unos años la cuidarán como si fuera uno de ellos…
- Pero ¿cree usted que hay posibilidad de encontrarla?
- El indio, tanto cuando ataca como cuando huye, es inconstante. Abandona pronto. No comprende que se pueda perseguir algo sin descanso. Y nosotros no descansaremos. De modo que al final daremos con ella. Te lo prometo. La encontraremos. Tan cierto como que la tierra da vueltas.”

“Centauros del desierto”, además, nos depara, posiblemente, la mejor interpretación de la larga carrera John Wayne. Su Ethan es tan duro e implacable como tierno y socarrón. Tan sólido y frío cuando dispara contra los indios como sensible y vulnerable cuando tiene que enterrar a una de sus sobrinas, con sus propias manos. Una personalidad compleja y contradictoria que llega al paroxismo cuando, por fin, encuentra a la pequeña Debbie, convertida en una hermosa comanche.

Y, como decía Scorsese, no se sabe si la va a salvar… o la va a matar, he ahí la gran tragedia de una excepcional película que, a sus cincuenta años de edad, sigue emocionando al espectador, sacudiéndole en su asiento, hablándole de algunos de los temas que preocupan al hombre desde el inicio de los tiempos, haciendo que se le salten las lágrimas cada vez que la ve.


Jesús Lens Espinosa de los Monteros.



















OTRA VISION

No es fácil señalar de donde viene el respeto por los duros, pero es muy viejo. Los espartanos de la antígua Laconia griega eran respetados ya por eso, y creeme, no hay por donde agarrarlos en lo que a humanidad se refiere. En el cine hay muchos, Wayne posiblemente el primero. Y entre sus personajes este de Ethan sobresale.
"Centauros del desierto", es la película de John Ford más sofisticada y emotivamente compleja, así que le he escrito a mi tío en busca de posición.
En el año 1974 un historiador cinematográfico, Brian Huberman, quiso alabar la interpretación de Wayne diciéndole: «Ese papel de villano era fantástico”. Wayne puso cara de perro furibundo en vez de sentirse alagado.
«No era un villano –dijo, apretando los dientes–. Era un hombre coherente con su época. Los indios se follaron a su mujer [sic]. ¿Qué habría hecho usted?».
Este error sobre el parentesco entre el personaje de Wayne y su cuñada, llamándola su mujer, es freudiano y revelador, aunque no queda claro si estaba pensando en Martha o en Debbie, o en ambas, como su «mujer». Este desliz psicológico da una idea de lo que Wayne pudo haber experimentado al interpretar a Ethan, que lucha contra sus sentimientos adúlteros hacia la mujer de su hermano y se siente consumido por la rabia que le causa el secuestro y la posesión sexual de su sobrina por parte de su álter ego indio, Cicatriz. Si consideramos la idea de que Debbie podría ser la “hija” de Ethan y Martha, las connotaciones incestuosas se multiplican. La identificación de Wayne con el horror de Ethan ante la violación interracial es tan intensa que le lleva a tergiversar la narración, elevando los sentimientos prohibidos a lo que él considera acciones justificables. Revela aceptación de que el objeto no sea el rescate sino la muerte: una frenética odisea de venganza. «Me gustaba, y me gustaba interpretarlo», declaró inequívocamente en una entrevista de 1975. Wayne incluso bautizó a su hijo pequeño John Ethan en honor al personaje.”
“Centauros del desierto” surgió en un momento en que los westerns no estaban ya de moda entre la crítica “seria” y no fue demasiado bien recibida. Pero su reputación ha crecido con los años y cineastas como Scorsese, Tarantino, Spielberg y Lucas la defienden hoy como una de las obras mayores del cine usamericano. John Wayne la consideraba el mejor western de John Ford.

Por eso hoy los guías navajos de Monument Valley enseñan a los psicos de este director y del western la zona de rodaje. En realidad sólo quedan unas pocas ruinas de la casa que quemó, lo dejaron todo hecho un desastre, pero los más psicos intentan recoger y llevarse algún trozo de madera y de ladrillos artificiales carbonizados.

El director de fotografía, que hizo las cuatro películas en color más hermosas de Ford, no entraba en el grupo de los que le llamaban “papi” y lo reverenciaban. Cree que Ford no era tan bueno como él sacando grandeza de los paisajes, sus directrices visuales eran, normalmente, bruscas e imprecisas, pero se dio cuenta enseguida que, cuando había ordenado dónde colocar la cámara, sabía cómo quedaría la toma.
En el grupo familiar en el porche en la primera escena, como van colocándose en su sitio con una fluidez natural, sin ningún esfuerzo, y con movimientos elegantes. Ahí está el genio de Ford.

La película se ha desmenuzado casi secuencia por secuencia en los más de cincuenta años pasados, y por subrayarte otra secuencia, observa la de la cacería de búfalos. la escena se rodó en el Parque Nacional de la Isla de Elk, en Edmonton (Alberta). Algunos búfalos fueron abatidos de verdad ante las cámaras, aunque lo hicieron guardas del coto, como parte de la criba regular de la manada.
Wayne tenía una resaca de órdago cuando se rodó la secuencia final, y eso que ya era última hora de la tarde. Eso explica los movimientos algo torpes e inseguros, muy apropiados para el personaje al final de lo que Ford llamaba la «tragedia de un solitario». Pero tuvo un gesto que según unos fue una improvisación, y según otros un homenaje acordado con Ford. Se agarra el brazo derecho con el izquierdo. Wayne lo hace mientras está de pie en el umbral de la puerta, un homenaje a su ídolo, Harry Carey, el “Wayne” de Ford en sus primeras películas del Oeste, todavía mudo.
Aunque el público no respondió como esperaba el equípo, “Centauros del desierto” recibió grandes alabanzas de algunos críticos americanos. El “Hollywood Reporter” afirmó que «indudablemente, es uno de los westerns más grandiosos jamás realizados». La revista “Look” publicó un gran despliegue de fotografías de Centauros del desierto, incluidas algunas ampliaciones de sus planos más memorables, y definió la película como «una Odisea homérica [...] un western a lo grande, el más grandioso desde “Raíces profundas”. Pero otros no entendieron los motívos del carácter del personaje, no sabían qué pensar del hecho de que Ethan fuera «un inequívoco neurótico, devorado por un odio irracional hacia los indios». La búsqueda de su sobrina les parece estar menos inspirada por el amor o el honor que por el deseo obsesivo de conducirla a la muerte, por ser una criatura contaminada. ¿Qué clase de director es Ford, con un héroe como éste?.
Pues aquí tienes un viaje para conocerle. Pero en todo caso una persona que, cuando el productor de “Centauros” se alarmó al enterarse de que había sido picado por un escorpión, mereció este comentario de Wayne: “John está perfectamente; el que ha muerto ha sido el escorpión.”


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viernes, 11 de junio de 2010

GARY COOPER - EL HOMBRE DEL OESTE

Uno de los grandes héroes del cine clásico americano, Frank James Cooper nació el 7 de mayo de 1901 en la localidad de Helena, estado de Montana. Su padre, que era un importante juez propietario de un enorme rancho le envió a estudiar a Inglaterra, país del que era originario. Tras acabar sus estudios primarios en Gran Bretaña regresó a los Estados Unidos para rematar su instrucción académica. Estudió agricultura en Montana y arte en la Universidad de Grinnell, ubicada en el estado de Iowa.







Gracias a sus habilidad en el dibujo decidió dedicarse a la publicación de tiras cómicas de temática política y así trabajó en varios periódicos de Helena (también fue guía del Parque Yellowstone). A comienzos de los años 20, Cooper se trasladó a California, la tierra de la esperanza y del trabajo para poder encontrar empleo en una publicación mayor. No tuvo fortuna y tuvo que trabajar durante un tiempo de vendedor a domicilio. Estando donde estaba, le quedaba un recurso para intentar ganarse la vida: el cine. A mediados de década hizo unos tests de prueba y logró conseguir pequeños papeles de extra en películas del oeste. No alcanzaría un personaje de importancia hasta su aparición en "The Winning of Barbara Worth" (1926), un film de Henry King protagonizado por Ronald Colman. El apuesto Cooper no pasaría desapercibido y la Paramount le haría un contrato mediante el cual avistaba un futuro optimista a corto plazo. Películas populares en las que intervino en su etapa muda fueron "It" (1927) y el primer título en ganar el Oscar, "Alas", ambas con Clara Bow. Bow se convertiría en su amante, una de las muchas con las que al espigado Gary se le relacionaba por esa época. Otras serían la estrella latina Lupe Vélez, la rubia Marlene Dietrich o la vampiresa Evelyn Brent. Con "El virginiano" (1929), un western dirigido por Victor Fleming hizo su debut en el cine sonoro. Fue el preludio de una década, la de los 30, que lo convertiría en una de las máximas estrellas del cine mundial. Las mejores películas de Cooper en estos años fueron "Marruecos" (1930) de Josef Von Sternberg, "Las calles de la ciudad" (1931) de Rouben Mamoulian, "Adiós a las armas" (1932) de Frank Borzage; la película de episodios "Si yo tuviera un millón" (1932); "Una mujer para dos" (1933) de Ernst Lubitsch, "Sueño de amor eterno" (1935) y "Tres lanceros bengalíes" (1935), ambas de Henry Hathaway; "Deseo" (1936) de Frank Borzage, "El secreto de vivir" (1936) de Frank Capra, "El general murió al amanecer" (1936) de Lewis Milestone, "Buffalo Bill" (1936) de Cecil B. De Mille, "Almas en el mar" (1937) de Hathaway y "Beau Geste" (1939), dirigida por William Wellman.





Verdaderamente espléndido este decenio para Gary Cooper que vino complementado por su boda en 1933 con Verónica "Rocky" Balfe, alias Sandra Shaw cuando aparecía en alguna que otra película. Con ella tuvo a su única hija a la que llamó María.

Si los 30 fueron buenos, los inicios de los 40 serían espectaculares. Títulos como "El forastero" (1940) de William Wyler, "Juan Nadie" (1941) de Capra, "El sargento York" (1941) y "Bola de fuego" (1941), las dos de Howard Hawks o "El orgullo de los Yanquees" (1942) y "Por quién doblan las campanas" (1942), trabajos dirigidos por Sam Wood son obras casi intachables que componen una filmografía impresionante, bagaje profesional de un actor sumamente versátil. Por su actuación en "El sargento York" obtendría su primer Oscar como mejor actor. Anteriormente había sido nominado por "El secreto de vivir" y en esta década lo volvería a ser por "El orgullo de los Yanquees" y "Por quién doblan las campanas", una nueva adaptación de un libro escrito por su amigo personal, Ernest Hemingway ("Adios a las armas").

La segunda parte de los 40 fue muy inferior a la primera con pocos títulos importantes. Se podrían nombrar como sus mejores trabajos en este periodo "El caballero del Oeste" (1945) de Stuart Heisler, "Los inconquistables" (1947) de Cecil B. De Mille y "El Manantial" (1949) de King Vidor.





Los 50, sin embargo, volvieron a mostrarse prolíficos en cuanto a calidad cinematográfica para Gary Cooper, con éxitos como "Sólo ante el peligro" (1952), película dirigida por Fred Zinnemann por la que le concedieron su segundo Oscar; "El jardín del demonio" (1954) de Henry Hathaway, "Vera Cruz" (1954) de Robert Aldrich, "La gran prueba" (1955) de William Wyler, "Ariane" (1957) de Billy Wilder, "El hombre del Oeste" (1958) de Anthony Mann y "El árbol del ahorcado" (1959) de Delmer Daves.

SOBRE SUS PRINCIPALES PELICULAS

Antes de empezar los estudios universitarios agrícolas tuvo un accidente automovilístico que le afectó la cadera. Su aspiración era ser caricaturista político y asistir a la Escuela de Arte de Chicago. Sus padres se habían establecido en San Francisco, y hacia allí partió el joven Cooper, con la esperanza de juntar el dinero para viajar a Chicago. Pero la necesidad primó sobre sus aspiraciones. En Montana había aprendido a montar a caballo muy bien, y sus amigos lo presentaron a una agencia que contrataba dobles para el cine. Así empezó una carrera en esta disciplina, en innumerables westerns.

Finalmente llamó la atención de la representante Nan Collins, quien lo rebautizó Gary Cooper e intentó conseguirle una carrera más acorde a su promesa. La oportunidad llegó con The Winning of Barbara Worth (Flor del desierto, 1926). Esta producción de Goldwyn llamó la atención de la Paramount, que lo puso bajo contrato con la promesa de protagonizar los westerns del afamado escritor Zane Grey. Pero Cooper era demasiado talentoso como para convertirse en una mera estrella de las películas de Oeste. Dos roles acompañando a la exitosa Clara Bow, una breve participación en It (Ese... no sé qué, 1927) y el coprotagónico de Children of Divorce (Hijos del divorcio, 1927), más los rumores de un romance con la estrella y un papel en Wings (Alas, 1928), dirigida por William A. Wellman y el primer film en ganar el Oscar® a la Mejor Película, todo contribuyó al afianzamiento de Gary Cooper como estrella potencial.

Wellman lo requirió nuevamente para la primera de las cuatro películas que protagonizaría con Fay Wray, en The Legion of the Condemned (La legión de los condenados, 1928). A pesar del escaso presupuesto y el uso de tomas aéreas descartadas de Wings, el film fue un éxito. El ascenso de Cooper en los años subsiguientes estuvo marcado por hitos como Lilac Time 1928, con Colleen Moore, The Virginian (El virginiano, 1929), con Walter Huston, y Morocco (Marruecos, 1930), junto a Marlene Dietrich.

Un éxito aún mayor lo esperaba en A Farewell to Arms (Adiós a las armas, 1933), en que junto a Helen Hayes y bajo la dirección del eficiente Frank Borzage, dieron vida a la novela de Ernest Hemingway. El autor enfureció cuando se enteró de que se habían filmado dos finales, uno en que el personaje de Helen Hayes sobrevivía y el otro en el que perecía. El estudio escogió el final feliz, para horror de Hemingway y sus seguidores. Sin embargo, cuando la película fue re-estrenada en 1948, se utilizó el otro final. Dos años después, Henry Hathaway le dio la oportunidad de lucirse en un film de aventuras que no era un mero western de relleno: The Lives of a Bengal Lancer (Tres lanceros bengalies, 1935), en que Cooper logró su mayor suceso hasta esa época. Este film, que fue nominado al Oscar® como Mejor Película, fue seguido por un período con marcados aciertos artísticos en la carrera de Gary Cooper.

Mr. Deeds Goes to Town (El secreto de vivir, 1936) fue su primera colaboración con Frank Capra, cineasta único si los hay. Tal es la visión de Capra de un país poblado por la fantasía de su imaginario de ideales que el idioma inglés adoptó la palabra “capraesque” para referirse a las cosas que tienen ese toque similar al que el director le imprimía a sus producciones. Cooper es Longfellow Deeds, un campesino inocente que hereda 20 millones de dólares y se va a la gran ciudad, donde se convierte en el hazmerreír de la nación.

Sobrevolado por cuervos avarientos y oportunistas, no se da cuenta de que la joven que se le acerca y parece compartir sus ideales (Jean Arthur) no es otra que la reportera que está escribiendo los artículos sobre su persona. La escena en que Cooper finalmente se da cuenta de lo que Arthur oculta es una lección magistral del arte de la actuación. Sin decir palabra, el rostro increíblemente expresivo del actor, que atraviesa una seguidilla de expresiones, le debería haber valido el Oscar®.






La película fue nominada y Capra ganó su segundo premio, pero Gary Cooper, nominado por primera vez, perdió ante Paul Muni, por The Story of Louis Pasteur(La Tragedia de Louis Pasteur, 1936) . En 1936 también se había destacado en otro éxito reconocido por la Academia: The General Died at Dawn (El general murió al amanecer).

Los proyectos que la Paramount le ofreció a continuación de su experiencia decisiva con Capra no fueron de su entera satisfacción, así que aprovechó un descuido del estudio, que no renovó su contrato en la fecha prevista, para considerarse liberado y firmar con Goldwyn. El caso llegó a los tribunales y debió trabajar para los dos estudios durante un tiempo. No obstante, dos estudios juntos no resultaron mejor que uno, y el período de su carrera hasta fines de la década contó con un único acierto: Beau Geste (Beau Geste, 1939).







En 1940, sus deseos por trabajar bajo las órdenes de William Wyler hicieron que aceptara trabajar en The Westerner (El forastero, 1940), un film que estaba al servicio del personaje jugado por Walter Brennan, que ganó su tercer Oscar® al Mejor Actor de Reparto en 5 años (había sido galardonado en 1936 y 1938). Tal gesto de humildad fue premiado por un período dorado de su carrera. Entre 1941 y 1943 trabajó en 5 películas excelentes, y recibió 3 nominaciones consecutivas al Oscar® al Mejor Actor. En 1941 protagonizó 3 films; dos de ellos junto a Barbara Stanwyck.

El primero lo reunió con Frank Capra. Meet John Doe (Juan Nadie, 1941) es la historia de una periodista manipuladora y despechada (esta vez la Stanwyck) que inventa la historia de un desconocido, el John Doe o Juan Nadie del título, un hombre tan asqueado de la pobreza y la falta de valores que amenaza con saltar de un edificio en la víspera de Año Nuevo.

El personaje de Gary Cooper es el de un jugador de baseball que es contratado para interpretar a este personaje inventado. Este rol fue exigido para Cooper, pero más deslumbrante aún fue la forma en que lo resolvió.

Los sentimientos cambiantes de este buscavidas, a medida de que va tomando conciencia de la magnitud de lo que representa, se van plasmados una vez más por ese rostro inigualado de Gary Cooper.









Ball of Fire (Bola de fuego, 1941), de Howard Hawks, que le valió a Stanwyck una nominación al Oscar®, es un encantador “refrito” del cuento “Blanca Nieves y los siete enanitos”, en que una cantante de cabaret se refugia en al casa de 7 científicos “locos”. Cooper es el más joven de ellos. El tercer esfuerzo de Cooper en este año triunfal fue Sergeant York (El sargento York, 1941). También bajo la dirección de Hawks, York narra la vida del héroe de la Primera Guerra Mundial que, a pesar de oponerse a la guerra por sus convicciones religiosas, logró con un único rifle, y con solo 25 disparos, despachar a 35 cañoneros alemanes y tomar 132 prisioneros. Hollywood sólo logró convencerlo de vender los derechos de su historia cuando llegó la Segunda Guerra Mundial y sus experiencias podrían servir de inspiración a los nuevos combatientes. Una vez más Cooper logró maravillas con el rol de un hombre que debe superar dolorosas transformaciones. Esta vez el Oscar® le sonrió. En el momento de las nominaciones tuvo la suerte de no haberse dividido los votos, especialmente con Meet John Doe.





En 1942, en The Pride of the Yankees (El orgullo de los Yankees), de Sam Wood, volvió a encarnar a un personaje de la vida real: el jugador de baseball Lou Gehrig, que falleció a los 38 años luego de una exitosa carrera y de compartir con el público su lucha contra la esclerosis amiotrófica lateral. (Incluso esta enfermedad se conoce como la Enfermedad de Lou Gehrig). La escena del vestuario, en que trata de anudar sus zapatos y cae el piso es desgarradora. Y su despedida del juego ante miles de seguidores se ha convertido en una de las escenas más recordadas del cine. Sus conmovedoras palabras son: “Hoy me siento el hombre más afortunado sobre la faz de la tierra”. La película fue un éxito de taquilla (poco común para una película sobre este deporte) y le valió a Gary Cooper su tercera nominación para el Oscar®. El ganador fue James Cagney por Yankee Doodle Dandy (Triunfo supremo).

Gary Cooper era amigo personal de Ernest Hemingway, quien lo eligió para protagonizar For Whom the Bell Tolls (Por quien doblan las campanas, 1943). Dirigido nuevamente por Sam Wood, y compartiendo cartel con Ingrid Bergman (que reemplazó a Vera Zorina), el film no es muy fiel al material original. Los actores secundarios, que debían interpretar a españoles, eran un verdadero crisol de razas europeas, para nada convincente. No obstante, Katina Paxinou se llevó el Oscar® a la Mejor Actriz de Reparto por su actuación. Cooper recibió la cuarta nominación, pero el premio fue a manos de Paul Lukas en Watch On the Rhine. Ingrid Bergman también fue candidata pero perdió ante su gran amiga Jennifer Jones, que estelarizó The Song of Bernadette (Bernadette). Es extraña esta derrota, porque la presencia de Bergman ese año se vio reforzada espectacularmente por su actuación en Casablanca (Casablanca).

Intérpretes y director volvieron ante las cámaras para Saratoga Trunk (La exótica, 1943 pero estrenada en 1945). Siguieron años de declive en la carrera de Cooper, agravados por la decisión poco acertada de producir algunas de sus películas, ya que le faltaba el carácter necesario para controlar a todo un equipo de filmación. De este período debemos destacar The Fountainhead (El manantial, 1949), un estridente y confuso film dirigido por King Vidor y actuado también por Patricia Neal. Cooper y Neal se enamoraron perdidamente. Si bien Cooper estaba separado de su esposa, Rocky, madre de su hija Maria, ella era muy católica y se negaba rotundamente a considerar el divorcio. Ante la publicidad adversa, los desafortunados amantes vivieron un infierno que los afectó a nivel personal y laboral. El estudio temía al puritanismo de la época y que el público rechazara a Cooper, con lo cual lo relegó en una seguidilla de films intrascendentes. En 1950 la pareja protagonizó Bright Leaf (Semillas de venganza), pero hacia fin de ese año, los desesperanzados amantes decidieron cortar la relación.








En cierta forma, la siguiente interpretación de Cooper se vio “favorecida” por las dramáticas circunstancias del actor. El Gary Cooper de High Noon (Solo ante el peligro, 1952) no es el mismo. El proyecto comenzó como uno más, pero una vez terminado sorprendió incluso al director Fred Zinnemann. Se trata de la historia de un sheriff, recién casado con Grace Kelly, que sabe que en el tren del mediodía del día siguiente llegarán cuatro asesinos para cobrarse su vida. El protagonista debe enfrentar la dura realidad de ver que sus amigos, colaboradores e incluso su flamante esposa no están ahí para apoyarlo en ese momento tan crucial. Cooper recuperó su estatura de ídolo y recibió su segundo premio Oscar® (y última nominación). El film y Zinnemann también fueron nominados.

Lamentablemente, Cooper no pudo o no supo capitalizar este éxito, y apesadumbrado por su infelicidad, el correr de los años y los primeros indicios de una salud frágil, su producción del resto de la década fue muy despareja y, salvo alguna honrosa excepción, carente de verdaderos éxitos. Cooper ya no parecía preocuparse por preservar la imagen que tantos años había llevado crear. Y se aventuró a películas con roles atípicos. Vale la pena mencionar Vera Cruz (Veracruz, 1954), junto a Burt Lancaster, y la maravillosa Friendly Persuasión (La gran prueba, 1956), de William Wyler, con Dorothy McGuire y Anthony Perkins.








Con su salud cada vez más minada por el cáncer incipiente, un Cooper agotado participó en They Came to Cordura (Llegaron a Cordura, 1959). Al poco de concluida, fue sometido a una operación de próstata, ya invadida por la enfermedad. Lejos de retirarse, Cooper se lanzó a The Wreck of the Mary Deare (Misterio en el barco perdido, 1959), con Charlton Heston y sufrió por no poder viajar a Australia a filmar The Sundowners (Tres vidas errantes, 1960), para Fred Zinnemann. Las compañías de seguro se negaban a cubrirlo, y debió ser reemplazado por Robert Mitchum. En vez, viajó a Londres y filmó su despedida del cine, un film con reminiscencias de Hitchcock: The Naked Edge (Sombras de sospecha, 1961), junto a Deborah Kerr. El film fue estrenado después de su muerte.

Esta superestrella, procedente del mítico cine mudo, parecía ya cansado, aparentando mayor edad de la que verdaderamente poseía. Todo a causa de un letal cáncer que en silencio padecía. Esta enfermedad le llevó a la muerte el 13 de mayo de 1961. Acaba de cumplir 60 años y un año antes recibía un Oscar especial por su larga y extraordinaria carrera.

En total, Gary Cooper rodó 107 películas, siendo el protagonista en 82 de ellas. Era un personaje muy apreciado en la industria, tanto por los productores como por sus colegas de profesión (sus mejores amigos eran James Stewart y Bing Crosby). Cuando se supo que estaba enfermo de cáncer, recibió mensajes de apoyo de personalidades como el papa Juan XXIII, Richard Nixon, Pablo Picasso, la reina Elizabeth II y el recién electo John F. Kennedy.


Conocido por su sempiterna delgadez a pesar de su apetito voraz, Gary Cooper era un republicano declarado que estuvo casado con Sandra Shaw casi 30 años, lo cual no impidió que el actor tuviera numerosos 'affairs' con actrices del calibre de Grace Kelly, Carole Lombard, Clara Bow, Evelyn Brent, Ingrid Bergman, Marlene Dietrich o Patricia Neal.




















FILMOGRAFIA

Sombras de sospecha (1961) [1961]
The Naked Edge
Misterio en el barco perdido [1959]
The Wreck of the Mary Deare
Llegaron a Cordura [1959]
They Came to Cordura
El árbol del ahorcado [1959]
The Hanging Tree
El hombre del Oeste [1958]
Man Of The West
10 calle Frederick [1958]
Ten North Frederick
Ariane [1957]
Love in the Afternoon
La gran prueba [1956]
Friendly Persuasion
El proceso de Billy Mitchell [1955]
The Court-Martial of Billy Mitchell
Veracruz [1954]
Vera Cruz
El jardín del diablo [1954]
Garden of Evil
Boum sur Paris [1954]
Boum sur Paris
Soplo salvaje [1953]
Blowing Wild
Retorno al paraíso [1953]
Return to Paradise
Solo ante el peligro [1952]
High Noon
El honor del capitán Lex [1952]
Springfield Rifle
You're in the Navy Now [1951]
You're in the Navy Now
Tambores lejanos [1951]
Distant Drums
It's a Big Country [1951]
It's a Big Country
El rey del tabaco [1950]
Bright Leaf
Dallas, ciudad fronteriza [1950]
Dallas
Puente de mando [1949]
Task Force
It's a Great Feeling [1949]
It's a Great Feeling
El manantial [1949]
The Fountainhead
El buen Sam [1948]
Good Sam
Los inconquistables [1947]
Unconquered
Clandestino y caballero [1946]
Cloak and Dagger
La exótica [1945]
Saratoga Trunk
El caballero del Oeste [1945]
Along Came Jones
Por el valle de las sombras [1944]
The Story of Dr. Wassell
Casanova Brown [1944]
Casanova Brown
Por quién doblan las campanas [1943]
For whom the bells tolls
El orgullo de los yankees [1942]
The Pride of the Yankees
Juan Nadie [1941]
Meet John Doe
El Sargento York [1941]
Sergeant York
Bola de fuego [1941]
Ball Of Fire
Policía Montada del Canadá [1940]
North West Mounted Police





















El forastero [1940]
The Westerner
La jungla en armas [1939]
The Real Glory
Beau Geste [1939]
Beau Geste
Las aventuras de Marco Polo [1938]
The Adventures of Marco Polo
La octava mujer de Barba Azul [1938]
Bluebeard's Eighth Wife
El vaquero y la dama [1938]
The Cowboy and the Lady
Lest We Forget [1937]
Lest We Forget
Almas en el mar [1937]
Souls at Sea
El secreto de vivir [1936]
Mr. Deeds Goes to Town
El general murió al amanecer [1936]
The General Died at Dawn
Deseo [1936]
Desire
Buffalo Bill [1936]
The Plainsman
Tres lanceros bengalíes [1935]
The Lives of a Bengal Lancer
Sueño de amor eterno [1935]
Peter Ibbetson
Noche nupcial [1935]
The Wedding Night
La espía número 13 [1934]
Operator 13
Ahora y siempre [1934]
Now and Forever
Vivamos hoy [1933]
Today We Live
Una mujer para dos [1933]
Design for Living
La mujer preferida [1933]
One Sunday Afternoon
Alicia en el País de las Maravillas (1933) [1933]
Alice in Wonderland
Si yo tuviera un millón [1932]
If I Had a Million
Entre la espada y la pared [1932]
Devil and the Deep
Adiós a las armas (1932) [1932]
A Farewell To Arms
Una mujer a bordo [1931]
His Woman
The Slippery Pearls [1931]
The Slippery Pearls
Las calles de la ciudad [1931]
City Streets
Caravanas bélicas camino del Oeste [1931]
Fighting Caravans
Acepto esta mujer [1931]
I Take This Woman
Vidas opuestas [1930]
A Man from Wyoming
Todo un hombre [1930]
The Texan
Siete días de permiso [1930]
Seven Days' Leave
Paramount on Parade [1930]
Paramount on Parade
Marruecos [1930]
Morocco
El virginiano [1929]
The Virginian
El canto del lobo [1929]
The Wolf Song
The First Kiss [1928]
The First Kiss
Solos en una isla [1928]
Half a Bride
Lilac Time [1928]
Lilac Time
La legión de los condenados [1928]
The Legion of the Condemned
Esclava por amor [1928]
Doomsday
Beau Sabreur [1928]
Beau Sabreur
The Last Outlaw [1927]
The Last Outlaw
Nevada [1927]
Nevada
Los hijos del divorcio [1927]
Children of Divorce
Camino de Arizona [1927]
Arizona Bound
Alas [1927]
Wings
Flor del desierto (1926) [1926]
The Winning of Barbara Worth


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